Ingredientes
- 4 puñados de garbanzos.
- Medio pollo.
- Un trozo de chorizo.
- Otro de tocino.
- Unas ramas de apio.
- Un trozo de calabaza.
- Patatas.
- Agua para cobre.
- Sal.
Preparación
Primer paso: ponemos a remojo los garbanzos.
Este será el primer paso que realizaremos el día antes de hacer este puchero. En un bol ponemos los garbanzos y los cubrimos con agua, dejamos a remojo 24 horas sin necesidad de cambiarle el agua ni de añadirle nada.
Si tenemos un trozo de jamón seco le ponemos en el agua de los garbanzos para s’estove y añadirlo después.
Segundo paso: preparamos el resto de ingredientes.
Ahora limpiamos las ramas de apio retirando las hojas y quitando las hebras más duras, lo cortamos en trozos.
Pelamos las creïllesi la calabaza, esta última la encontraremos entera (en forma de media luna).
Escogeremos las patatas Mitjaneta por sólo pelarlas y tirarlas enteras.
El pollo lo pondremos en trozos medianos, para evitar que con la cocción se nos deshaga. El chorizo y el tocino lo pondremos en rodajas, aunque esto va en gustos. Si le ponemos jamón lo incluimos también.
Una verdura que le va de maravilla es la judía verde (redonda o plana), si la tenemos en casa la añadimos.
Tercer paso: añadimos agua a la olla.
Antes de tirar los ingredientes anteriores a la olla pondremos agua y esperar que hierva. Una vez esté hirviendo, añadimos los garbanzos (sin agua) y todo lo demás.
Veremos que sale una espuma blanca, la retiramos con ayuda de una espumadera y una vez lo tengamos, tapamos y cocemos durante 20 minutos.
Cuarto paso: emplatamos.
Lo mejor es separar el caldo del resto de ingredientes. El mantenemos caliente hasta el momento de servir.
Quinto paso: esta es la forma que tenemos de llamar a las sobras del cocido después de freírlas con unos dientes de ajo enteras y sin pelar.
Lo ideal es desmenuzar la carne y así lo tomaremos pinchando con tenedor.
Una vez más la escasez ha conseguido crear un plato que a pesar de elaborarse con «sobres» está buenísimo.
Presentación en mesa y acompañamiento:
A este suculento guiso podemos añadirle un trozo y un hueso de ternera que le dará un sabor aún más especial.
En Navidad es típico acompañarlo con «pelotas» y servirlas con el consomé primero, llegando después el plato de cocido.
Si hablamos de vino estoy obligado a aconsejar un negro intenso, cualquiera de los de la tierra estará encantado de ser la pareja de nuestro plato.